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Miércoles, Octubre 4, 2023
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Chile independiente y el aporte de los afrodescendientes

Chile alcanzó su independencia de la corona española en 1818, luego de un largo proceso de guerras en las que intervinieron fuerzas europeas con alianzas locales y milicias libertadoras latinoamericanas entre las cuales los afrodescendientes marcaron una importante, aunque poco conocida presencia.

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A fines de 2022, Editorial Universitaria publicó “Los libertos afrodescendientes en la Independencia de Chile. Libertad, guerra y cotidianidad”, cuyo autor es el historiador Luis Madrid Moraga.

En este año en que se conmemora el bicentenario de la abolición de la esclavitud en nuestro país (23 de julio), la publicación fue presentada en agosto en la Biblioteca Regional Gabriela Mistral y generó interés entre los asistentes debido al poco conocimiento que se tiene de la participación de afrodescendientes en las luchas independentistas y su contribución concreta como soldados del Ejército libertador.

Escrito en un lenguaje amigable para el lector común, el libro muestra a través de personas con nombre y apellido,casos de esclavos que forjaron su libertad mediante la incorporación a las fuerzas criollas contrarias a la monarquía española. Fue un proceso complejo, con causas y efectos diversos a los intereses de los afrodescendientes, como bien lo describe Madrid Moraga.

Dice el autor en el capítulo III de su libro que “El Ejército de los Andes antes de su arribo a Chile estaba compuesto por casi un 40% de hombres africanos y afrodescendientes libres y libertos, dentro de los cuales había gente del Congo, Mozambique o Guinea, europeos de Portugal, americanos de Cuyo, Arequipa, Santiago, La Serena, Buenos Aires y Córdoba…”

Una de las historias que destaca Madrid en su investigación es el caso del soldado Pedro Cortés, oriundo de La Serena, quien se casó en 1823 con María Enríquez, originaria de Concepción. La condición del hombre era de invalidez, rotulado como “inútil para el servicio de las armas” producto de su participación en las batallas de Cancha Rayada y Chacabuco. Por esos servicios “el supremo gobierno de las Provincias Unidas” lo declaró y condecoró como “heroico defensor de la nación”. Es decir, este hombre clasificado como “pardo” era reconocido como un héroe de la Independencia y su historia pasaría inadvertida si no fuera por estudios como el de Madrid. La historia puntual se conoce porque estos datos quedaron registrados en el proceso nupcial, ya que los soldados debían pedir autorización para casarse.

Los oficios que manejaban muchos esclavos -como el de ser músicos- y que les daban un ventaja frente al soldado común; otros casamientos como forma de liberarse de su condición de esclavitud; la permanente deserción de soldados -producto de malos tratos o del no cumplimiento de promesas hechas al enrolarse-; las riñas en que participaban y el robo de diversos productos que realizaban, muchas veces con conocimiento de sus jefes militares, son algunas de las diversas facetas vividas por los afrodescendientes que formaban parte del Ejército libertador con la expectativa, no siempre cumplida, de ser hombres libres al cabo de un periodo de servicio.

“Este libro, basado en fuentes nuevas y abierto a nuevas problemáticas, es indudablemente de interés no solo para la historiografía chilena sino para la de los afrodescendientes  americanos y su importante contribución a la historia de las Independencias, enfocada principalmente en las figuras de sus Libertadores”, expresa en el prólogo de la obra la profesora emérita del Institut universitaire de Francia, Carmen Bernand.

Se trata de una historia ausente de las escuelas, básicas, medias y universitarias, desconocida por el chileno común, invisibilizada en los medios de comunicación. Es una consecuencia del permanente y hasta ahora vigente proceso de blanqueamiento de la sociedad chilena, la negación de una de sus raíces culturales e identitarias. Por eso, recomiendo la lectura de esta obra a todo público, para conocer parte de este proceso específico de lo que siempre nos convoca en septiembre, cuando cada año, con más o menos orgullo y compromiso, festejamos la Independencia de Chile y el inicio del periodo republicano.

Por: Gabriel Canihuante

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