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Lunes, Octubre 20, 2025
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Inclusión financiera en regiones: cómo las máquinas de pago democratizan el acceso al comercio en zonas alejadas

La inclusión financiera sigue siendo uno de los grandes desafíos para las zonas rurales y apartadas del país. Aunque en los últimos años Chile ha avanzado en la digitalización de los pagos y en equidad de género en el acceso financiero, aún persisten importantes brechas que limitan las oportunidades de miles de personas y pequeños comercios.

De acuerdo con el Índice de Inclusión Financiera (IIF) de Credicorp de 2024 Chile lidera Latinoamérica en inclusión financiera, con un 47% de la población en un nivel avanzado y un uso financiero mucho más frecuente que el promedio regional. A nivel de la región, la inclusión financiera en 2024 alcanzó un puntaje medio-bajo de 47,6 sobre 100, con un crecimiento en el uso de billeteras digitales y el ahorro formal.  Esto refleja que, si bien existen productos financieros disponibles, el acceso y uso efectivo todavía es insuficiente, especialmente en sectores rurales, adultos mayores, mujeres y comunidades con baja conectividad digital.

“La inclusión financiera no se logra únicamente con abrir una cuenta bancaria; se trata de generar acceso real a medios de pago modernos y confiables, especialmente en regiones donde los pequeños comercios aún dependen casi por completo del efectivo”, destacó Nicole Revillot, Country Manager de TUU by Haulmer.

Uno de los factores más críticos para cerrar esta brecha es la diversificación de los medios de pago. En Chile, el número de cuentas de ahorro supera los 13 millones y la bancarización ha crecido, pero en las regiones aún es común depender casi exclusivamente del efectivo. Frente a ello, las máquinas de pago (POS) representan una herramienta clave para democratizar el acceso al comercio y, además, permiten entregar “vuelto” en efectivo, ayudando a mantener la circulación de dinero físico en comunidades donde todavía es indispensable. Al mismo tiempo, el rol de la banca ha sido fundamental, ejemplos como el de Banco Estado, donde su aplicación móvil reúne más de 11 millones de usuarios activos al mes, de los cuales 5 millones la utilizan diariamente. Esta masividad muestra cómo los dispositivos móviles pueden ser una vía poderosa para acercar la digitalización financiera incluso en zonas alejadas.

“Las máquinas de pago son una puerta de entrada al comercio formal para miles de emprendedores en zonas alejadas. Democratizar su uso significa darle a comunidades rurales la posibilidad de crecer, competir y ofrecer a sus clientes la misma experiencia de pago que en las grandes ciudades”, agregó Revillot.

La conectividad es otro desafío estructural. Según cifras del 2021 de la Fundación País Digital, todavía hay localidades donde el acceso a internet es limitado, lo que dificulta el uso de soluciones financieras digitales. Proyectos como la Fibra Óptica Austral, la Fibra Óptica Nacional y la expansión de la red 5G serán fundamentales para ampliar las opciones de pago en zonas aisladas y asegurar que los avances en digitalización lleguen a toda la población.

A nivel internacional, la situación tampoco es menor: el Banco Mundial y el Foro Económico Mundial estiman que cerca de 1.4 mil millones de personas en el mundo siguen fuera del sistema financiero formal, siendo mujeres, jóvenes y habitantes rurales los grupos más afectados.

En este escenario, fortalecer los puntos de contacto presenciales y facilitar el acceso a tecnologías de pago simples, seguras y adaptadas a las realidades locales se vuelve indispensable. Las máquinas de pago, junto con el impulso de la conectividad digital, son hoy una pieza clave para que más chilenos puedan integrarse a la economía formal y mejorar su bienestar financiero.

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