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Viernes, Noviembre 3, 2023
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La vacunación como praxis histórica: un camino para los escépticos

En las últimas semanas hemos visto a miles de personas mayores asistiendo a diversos establecimientos dedicados a otorgar la tan esperada vacuna para combatir el COVID-19. Ellos, sin duda, no solo dan muestra de responsabilidad y compromiso cívico, sino también de la memoria histórica de la salud en Chile, que confirma la importancia de la estrategia de vacunación.

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Si analizamos la historia de la salud en Chile, antes del año 1952, cuando se crea el Sistema Nacional de Salud, veremos cómo las enfermedades infectocontagiosas con una fuerte asociación a causas estructurales como la pobreza, las malas condiciones higiénicas, los problemas de recolección de basura, entre otras, posicionaban a Chile dentro de los países con mayores tasas de mortalidad infantil en el mundo; indicadores que con la generación de una institucionalidad y autoridad sanitaria nacional se fueron reduciendo, lo que permitió mejorar la esperanza de vida y el crecimiento de la población. Entre las políticas de salud pública que permiten estas mejoras, se reconoce a la vacunación obligatoria como una de las estrategias de prevención más exitosa del planeta.

En este proceso histórico vivieron la infancia y juventud nuestros actuales adultos mayores, quienes veían morir a hermanos, madres, padres, en manos de estas enfermedades y que hoy pueden dar testimonio que la instauración de la vacunación obligatoria, y posterior programa nacional de inmunizaciones, generó efectos positivos en la ciudadanía. Enfermedades como la viruela, la poliomelitis, sarampión, hepatitis, difteria, entre otras, fueron enfermedades temidas en el siglo XIX e inicios del XX, y que gracias a la vacunación se redujeron. En muchos casos, incluso, eliminó la prevalencia e incidencia de estas dolencias. La experiencia vivida del impacto de la vacunación está en la memoria de las personas mayores, que vieron cómo les permitió ver crecer a sus hijos y contemplar un mejor futuro.

Lo enriquecedor de una experiencia positiva, según Bandura, es que puede transmitirse a otros y generar aprendizaje (aprendizaje vicario). Reconocer la memoria histórica de las personas mayores nos puede permitir valorar los avances en materia de salud pública nacional y ver a la vacunación como una respuesta segura y confiable para combatir una epidemia y, quizá, así poder convencer a los escépticos que todavía creen en las teorías de la conspiración.

Por: Evelyn Puga Pinochet, Directora de Escuela de Terapia Ocupacional Universidad de las Américas – Magister en Salud Pública.

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