Mientras se realizan diversos actos para conmemorar el día de la Tierra, resulta paradójico que durante este mes la atmósfera de nuestro planeta alcanzó un nuevo peak de emisiones de CO2 (424 ppm) producto de la actividad humana.
Claramente, los acuerdos internacionales y las acciones propuestas para reducir emisiones y mantener el incremento de la temperatura del planeta bajo el umbral de los 1,5 °C resultan insuficientes o avanzan a destiempo. Es vital, entonces, cuestionarnos el rol que como país queremos tener.
Es cierto que Chile encabeza la lista como una de las naciones más amenazadas en la región producto del cambio climático. Sin embargo, la larga faja de territorio también nos provee oportunidades para enfrentarlo.
Nuestro país posee una gran diversidad de ecosistemas que, gestionados de manera integral, oportuna y con base científica, pueden transformarse en grandes reservorios de carbono y agua. A esto, se le conoce como Soluciones Basadas en Naturaleza (SBN), que no sólo nos permiten mitigar las principales amenazas climáticas, sino también conservar la biodiversidad y contribuir al bienestar humano.
Por otro lado, la diversidad de climas y geografía nos permite diversificar nuestra matriz energética, y si bien en la actualidad cerca del 29% de la generación eléctrica de nuestro país proviene de fuentes renovables no convencionales, es necesario fijar metas más exigentes y explorar el potencial del hidrógeno verde para transitar rápidamente hacia la carbono neutralidad.
¿Tomaremos el liderazgo y nos transformaremos en referentes ambientales en la región… o seguiremos esperando la llegada de acuerdos, mientras las nuevas generaciones sufren las consecuencias de nuestra falta de compromiso con el planeta?
Por: Ariel Valdés – Académico Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Diseño – U San Sebastián.
