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Viernes, Julio 25, 2025
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Moverse más sin cambiarlo todo: el poder de los pequeños esfuerzos diarios

En un mundo donde las agendas apretadas y el estrés cotidiano muchas veces impiden dedicar tiempo al ejercicio formal, es importante recordar que mantenerse activo no siempre significa pasar horas en un gimnasio. La ciencia ha demostrado que pequeños cambios diarios pueden tener un impacto profundo en la salud física y mental.

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La Organización Mundial de la Salud recomienda al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada, lo que equivale a 30 minutos diarios durante cinco días. Pero lo interesante es que esos minutos no tienen que darse de una sola vez ni ser parte de una rutina estructurada. Caminar al trabajo, subir escaleras, hacer una limpieza energética en casa o bailar unos minutos con los hijos también cuentan. Lo importante es sumar movimiento a lo largo del día, especialmente en un país como Chile, donde más del 80 % de los adultos no cumple con los mínimos recomendados de actividad física.

Diversos estudios han mostrado que incluso fracciones cortas de ejercicio, de tan solo 10 minutos, pueden mejorar la capacidad cardiorrespiratoria, disminuir el riesgo de enfermedades crónicas y elevar el ánimo. Iniciativas como las pausas activas en el trabajo (estiramientos o caminatas breves) han demostrado beneficios significativos en la concentración, el control del estrés y la productividad.

La clave está en incorporar movimiento de forma natural y constante. Caminar mientras se habla por teléfono, bajarse una parada antes del transporte público, elegir la bicicleta para trayectos cortos, realizar sentadillas o planchas durante los comerciales de televisión, o simplemente levantarse de la silla varias veces por hora, son formas sencillas de combatir el sedentarismo sin alterar completamente la rutina.

Desde el enfoque de las ciencias del deporte, sabemos que la adherencia es el mayor predictor de éxito a largo plazo en la actividad física. Y las acciones pequeñas, sostenibles y placenteras, generan más compromiso que las metas intensas pero inalcanzables. Se trata de cambiar la lógica del “todo o nada” por la del “algo es mejor que nada”.

Moverse más no exige grandes sacrificios, sino voluntad de integrar el cuerpo en la vida diaria. Porque cuando el movimiento se vuelve parte del día a día, la salud mejora, el ánimo se eleva y la energía se multiplica. A veces, los grandes cambios comienzan con decisiones tan simples como elegir las escaleras.

Por Frano Giakoni, director de carrera de Entrenador Deportivo UNAB.

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