Europa esta revuelta, en las próximas semanas, tendremos la oportunidad de una visión más amplia, ya que en días más nos desplazaremos a Italia, Grecia y Turquía.
Cuales son los problemas; Primero la guerra de Rusia con Ucrania, que tiene comprometidos a toda la Unión Europea y luego los problemas que afectan, a la economía interna, especialmente España, con una prolongada huelga del trasporte terrestre, que lleva varias semanas y que tiende una fuerte amenaza de desabastecimiento, de productos alimentarios y de toda naturaleza.
En común, a todos los Países de la economía “Euro”, provoca serios problemas el costo de los combustibles para autos y camiones, además del gas domiciliario, que afecta, en una primavera que recién se inicia, la calefacción y el uso domiciliario en general.
Los europeos, están cambiando sus fuentes de provisión de gas y petróleo. Han dejado fuera todo lo que proviene de Rusia y aumentado lo que les puede llegar, desde África del norte y otros países no comprometidos en la guerra de Ucrania.
A ese factor de pura economía, se agrega otro que afecta al espíritu y a las creencias religiosas.
Podríamos decir, casi una tormenta perfecta.
Hoy escribiremos sobre el componente religioso del conflicto, ruso ucraniano, aunque parezca extraño tiene a la Iglesia Ortodoxa, dividida en dos.
Por un lado se alza la nueva Iglesia Ortodoxa de Ucrania y por el otro, la Iglesia Ortodoxa Rusa, de la cual es un fiel adepto, el propio Vladimir Putin, quien sigue sus ritos al pie de la letra. De hecho esa iglesia apoya completamente, la invasión rusa a Ucrania.
No se habla para nada de algo que resulta paradójico, me refiero que, una motivación importante,tiene que ver con la religión.
Cuando desaparece la antigua “Unión de Republicas socialistas sovieticas” y el comunismo deja ser la religión política de Rusia, la doctrina de la Iglesia Ortodoxa, reaparece con gran fuerza, incluyendo la participación activa de los altos cargos que gobiernan el país.
El antiguo patriarcado de la “Rus de Kiev”, hoy Iglesia Ortodoxa de Rusia, representa a una de las comunidades más relevantes de la “ortodoxia “, que desde 1448, es reconocida como una Iglesia autocefala, de la que dependen más de 150 millones de fieles, casi la mitad de de los cristianos ortodoxos que existen en el mundo.
En el año 1917, el régimen comunista, ateo, Inició un cruel proceso de persecución religiosa, que provocó la ejecución de más de 30 mil clérigos y otros 50.000, fueron enviados a los tristemente célebres “Gulags”, creados por los comunistas.
Se fundó una Iglesia Ortodoxa en el exilio y luego otra clandestina, en territorio de la URSS, que se conoció como la Iglesia del silencio.
La Iglesia y sus creyentes eran perseguidos por la KGB, a la cual perteneció Vladimir Putin, hoy un fiel creyente,de golpes en el pecho, Vladimir Putin.
En el año 1943 los comunistas de Stalin, se dan cuenta que la religión puede ser aprovechada por un estado ateo, como el comunista y restaura el antiguo patriarcado dividido en tres metropolitanos, ortodoxos, convirtiendo el Santo Sínodo de Moscú, en el aliado espiritual del comunismo sovietico.
A poco andar, en 1953, muerto Stalin, surge el marxismo ateo, de la mano de Kruschev y posteriormente de Brezhnev, que inicia una fuerte persecución en Rusia contra la Iglesia.
Sólo cuando llega al poder Mijail Gorbachov, la Iglesia recupera muchos de sus grandes templos, especialmente en Moscú y reanuda sus actividades religiosas.
En 1995, Boris Yeltsin, hace reconstruir la catedral de San Salvador de Moscú, con ese motivo en 2007, se firma la unión de ambas iglesias, Ucraniana y Moscovita, dando lugar a una sola iglesia Ortodoxa Rusa.
El acto contó con la presencia de Alejo II y de Laurus, responsable de las Iglesias rusas en el exilio.
Uno de los testigos que firmaron las actas fue Wladimir Putin, en calidad de Primer Ministro de la “Federación Rusa”.
La nueva Iglesia de Moscú, originalmente presidida por Alejo II, luego tendría otro patriarca, Cirilo I, uniéndose a ella las iglesias de Letonia, Moldavia, Ucrania y otras más recientes,como las de China y Japón.
Actualmente el cristianismo ortodoxo, surgido del cisma de occidente – 1054 -, cuenta con más de 300 millones de fieles en el mundo y está formado por 15 iglesias, (autocefalas).
La primera en importancia, por su autoridad histórica, es la Iglesia Ecuménica de Constantinopla, ( estaremos allí el próximo mes),con sede en Estambul, que es liderada por el patriarca Bartolomé I.
La segunda es la Iglesia de Rusia por ser la más numerosa, que es liderada por el Patriarca Cirilo I de Moscú.
Finalizando esta historia que, de alguna manera, se enlaza con esta guerra, debemos mencionar que en el año 1991, la nueva Republica de Ucrania , presidida por Leonidas Kravchuk, se desvincula de todos los poderes de Moscú, excepto de los religiosos.
El año 2006, el 80% de los cristianos ortodoxos ucranianos, reclamaron una Iglesia propia, mientras que un 20%, pro rusos, prefería seguir dependientes de Moscú.
Pedida la intervención del Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, aceptó la petición, lo que provocó que Cirilo I, líder de la Iglesia de Moscú, rompiera relaciones con Bartolomé I, creando un cisma que es un factor que alentó a Putin, a iniciar no sólo una guerra política y económica contra Ucrania, sino está usando la religión, como si esta sangrienta guerra fuera una cruzada medieval.
La ambición de Putin es volver a crear, territorialmente, una Rusia Zarista, poderosa y bien armada, para ello utiliza lo que siempre ha ocurrido en el paso de las generaciones, justifica la muerte, el dolor de una guerra, como si fuera una orden divina.
Desde Madrid, Alejandro Pino Uribe – Especialmente para “La voz del Norte”