También conocidas como “estrellas fallidas”, las enanas café son objetos astronómicos que no tienen la masa suficiente para mantener la fusión nuclear necesaria para alimentar a una estrella, pero además son demasiado grandes para considerarlas como planetas, alcanzado algunas de ellas 75 veces la masa de Júpiter. A pesar de no encajar en ninguna de estas categorías de objetos astronómicos, las enanas café esconden claves importantes sobre los procesos que formaron la Vía Láctea. Por tal motivo, el Observatorio Vera C. Rubin de NSF y DOE, financiado en forma conjunta por la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) y por la Oficina de Ciencia del Departamento de Energía de los Estados Unidos (DOE/SC), pronto revelará una población de enanas café nunca antes vista más allá de la vecindad local del Sol, proporcionando a los científicos herramientas más poderosas para cartografiar la historia y evolución de nuestra galaxia.
El Observatorio Rubin es un Programa de NOIRLab de NSF, que junto con el Laboratorio Nacional del Acelerador SLAC, operarán de forma conjunta a Rubin.
De acuerdo al Astrónomo Asociado de NOIRLab y miembro del Equipo Científico Comunitario del Observatorio Rubin, Aaron Meisner, “las enanas café son objetos intermedios extraños que desafían cualquier clasificación”. Además de ser más pequeñas que las estrellas, las enanas café son mucho más frías, con temperaturas que oscilan entre 0 y 2.000 grados Celsius (32 y 3.600 grados Fahrenheit), lo que significa que no producen mucha luz visible y por tanto son difíciles de detectar con telescopios ópticos: “Es posible que estemos nadando en un mar completo de estos objetos muy difusos y difíciles de ver”, explicó Meisner.
Sin embargo, son precisamente esas inusuales y escurridizas cualidades las que convierten a las enanas café en excelentes candidatas para ayudar a los científicos a desentrañar los misterios de la formación y evolución de la Vía Láctea, que ha sido muy influida por la fusión con otras galaxias cercanas más pequeñas. A diferencia de las estrellas más grandes y calientes, las enanas café tienen vidas mucho más largas, así que aquellas más antiguas que se formaron en el Universo temprano, aún están ahí afuera, sin grandes cambios y guardando información valiosa sobre los inicios de la Vía Láctea. Mediante el estudio de las propiedades de estas enanas café más antiguas, los científicos pueden rastrear su camino hasta sus galaxias originales y revelar cualquier cambio sobre la formación de las estrellas de la Vía Láctea a lo largo del tiempo cósmico.
Durante diez años, a partir de fines de 2025, el Telescopio de Rastreo Simonyi estudiará todas las noches el cielo desde lo alto de Cerro Pachón en Chile, tomando amplias y detalladas imágenes con la Cámara LSST, la cámara digital más grande del mundo. Los seis filtros de la cámara de Rubin registrarán la luz de una amplia gama de longitudes de onda ópticas hasta el infrarrojo cercano. La capacidad de Rubin en el infrarrojo cercano, combinada con su amplio campo de visión y su capacidad para observar a gran profundidad en el espacio, lo convertirán en un potente detector de objetos difusos que emiten principalmente luz infrarroja, como lo hacen las enanas café. Recientemente, el investigador postdoctoral de la Universidad de Stanford Christian Aganze, realizó predicciones detalladas de las enanas café distantes que Rubin será capaz de observar.
Rubin captará la luz de las enanas café a distancias mucho mayores que los estudios anteriores en luz visible. Los estudios ópticos actuales, como Pan-STARRS y el Sloan Digital Sky Survey han ayudado a descubrir principalmente enanas cafés que se encuentran relativamente cerca, como explica Meisner: “Los estudios actuales llegan a una distancia de cerca de 150 años luz del Sol, pero Rubin será capaz de ver tres veces más lejos que eso para detectar antiguas enanas café en el halo de la Vía Láctea”. Este incremento en la distancia significa un aumento aún mayor del volumen total de espacio disponible para que los científicos encuentren y estudien estas enanas café, ofreciendo a los científicos la mayor muestra de estos objetos que se haya realizado.
Científicos como Meisner están muy entusiasmados ante la perspectiva de encontrar suficientes enanas café lejanas para estudiarlas a nivel grupal en vez de hacerlo individualmente, de modo que puedan comparar las propiedades de diferentes subgrupos y buscar patrones en la forma en que están distribuidas.
“Rubin revelará una población de enanas café cerca de 20 veces más grande de lo que hemos visto hasta ahora, lo que nos permitirá descifrar de qué trozos de estructuras sub galácticas provienen las distintas enanas café, dando lugar a importantes avances en nuestra comprensión de cómo se formaron las poblaciones de la Vía Láctea”, concluyó Meisner.