Una investigación científica publicada recientemente en Journal of Glaciology reveló que la sección de hielo expuesto del glaciar ha perdido el 35% de su área desde 1956 y su balance de masa se ha vuelto cada vez más negativo.
Los glaciares cumplen un rol fundamental en una zona árida como la Región de Coquimbo, ya que actúan como reservas naturales de agua dulce que aportan a los caudales de manera gradual, especialmente durante las estaciones más secas.
“En la temporada de primavera y verano, cuando empiezan a subir las temperaturas, el glaciar Tapado y otros glaciares de la Región de Coquimbo aportan el agua de su derretimiento a los cauces de montaña. Al final de la temporada de verano, cuando la nieve de otras áreas de la cordillera ya se encuentra agotada, el derretimiento del hielo glaciar es el aporte hídrico más importante en las partes altas”, explica el Dr. Álvaro Ayala, investigador del Centro Científico CEAZA que lideró investigación científica que da cuenta de los cambios ocurridos en el glaciar Tapado durante los últimos años.
El Dr. Ayala, también investigador del Instituto Federal Suizo de Bosques, Nieve y Paisaje, detalla que el glaciar analizado “se extiende por sobre los 4500 m s.n.m. y alcanza hasta casi los 5600 m s.n.m. Está ubicado en una región seca, fría y de alta radiación solar. Está formado por dos secciones: una de hielo expuesto y otra de hielo que está cubierto por rocas y sedimentos. Además, junto al glaciar existen varios glaciares rocosos (formados por la mezcla de hielo y rocas). El conjunto del glaciar Tapado y los glaciares rocosos aledaños suelen ser denominados como el complejo glaciar Tapado”.
Principales cambios
La investigación “Monitoring the physical processes driving the mass loss of Tapado Glacier, Dry Andes of Chile” contempló el análisis de 15 años de datos de terreno y 60 años de datos remotos para cuantificar y describir la pérdida de masa del glaciar. La información incluyó registros meteorológicos, balances de masa glaciológicos, e imágenes captadas por drones y satélites.
“Los resultados mostraron que en las últimas décadas el glaciar ha estado sometido a frecuentes sequías y a un alza significativa de temperatura de 0.29°C por década desde 1974. Desde el inicio de la Megasequía de Chile en 2010, la precipitación promedio anual sobre el glaciar se ha reducido en un 43%. Todo esto ha provocado una reducción del albedo glaciar y una aceleración en la pérdida de área y masa. El balance de masa glaciar se ha hecho cada vez más negativo, después del 2020. Esta pérdida de masa ha estado asociada a varios cambios morfológicos, como un aumento en la altura de los penitentes; un aumento en el área de escarpes y lagunas supraglaciales; y un aumento en la frecuencia de caídas de hielo, nieve y roca”, indica el Dr. Ayala.
“En términos generales, la sección de hielo expuesto ha perdido el 35% de su área desde 1956. Su balance de masa se ha vuelto cada vez más negativo. En la sección de hielo cubierto han aparecido numerosas lagunas que se han vuelto cada vez más grandes. En la parte alta, ha aumentado la inestabilidad del terreno, ocasionando caídas cada vez más frecuentes de hielo, nieve y rocas”, agrega.
Monitoreo del glaciar
Debido a que el glaciar Tapado es un excelente ejemplo de cómo están ocurriendo cambios acelerados en la cordillera de Los Andes resulta esencial garantizar un monitoreo continuo de los glaciares usando diversas herramientas y técnicas que permitan capturar todo el espectro de procesos físicos que se desarrollan en los glaciares andinos.
“Mantener un monitoreo constante y basado en varias técnicas, desde el tradicional monitoreo meteorológico y glaciológico hasta imágenes satelitales y drones. Todo esto permitirá monitorear no sólo el balance de masa del glaciar sino también los procesos que lo dominan”, concluye el investigador. También es importante destacar que a través de los años el monitoreo del glaciar Tapado sólo ha sido posible con el financiamiento de varias instituciones y con la participación de muchas personas, incluyendo investigadores/as de CEAZA, investigadores invitados, asistentes de terreno, estudiantes, guías de montaña, habitantes locales e invitados.
La investigación liderada por el Dr. Ayala contó con la participación de los investigadores Benjamin Robson, Gonzalo Navarro , Shelley MacDonell, Christophe Kinnard, Sebastián Vivero , Daniel Thomas, Felipe Moreno, Eduardo Yáñez, Nicole Schaffer, Alexis Segovia, Michał Pętlicki, Franco Retamal, Simone Schauwecker y Gino Casassa.