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Jueves, Noviembre 2, 2023
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Deconstruir para construir según el habitar

En el mundo del consumo, quedar obsoleto es un fantasma recurrente. Más cuando ejemplos como Netflix o Spotify han sido capaces de “lapidar” industrias masivas que parecían imbatibles. No cambió el fondo, pero sí la forma de relacionarnos con productos que usamos a diario. Bajo esa lógica, ¿qué pasa con las viviendas?

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A simple vista casi nada. La industria sigue vendiendo casas y departamentos, tal como en sus inicios, pensando que conceptos como “finas terminaciones” y “ubicación privilegiada” marcan la diferencia. Pero, si las familias ya no son las mismas que antes y ya no vivimos como hace 20 años atrás, ¿seguimos necesitando el mismo tipo de producto bajo el mismo slogan?

Quienes vendemos viviendas, vendemos habitabilidad. Una promesa que debiera traducirse en un proyecto que identifica e interpreta a su consumidor. ¿Cómo? Diseñando desde el habitar para evitar fricciones, a estas alturas, casi históricas. Seguimos diciendo que metemos a todo el mundo en la cocina, pero seguimos diseñando cocinas con 4 paredes y una puerta. Seguimos creyendo que tenemos nanas puertas adentro, pero no tenemos, entonces ¿por qué hacemos dormitorios de servicio? ¿Por qué los quinchos están afuera si hacemos asados todo el año? ¿Por qué construimos casas con 3 dormitorios para niños si en promedio los chilenos tenemos 1,9?

En este proceso de diseñar según el estilo de vida de las personas, los espacios, sus límites y sus usos, han debido repensarse para luego redefinirse. A esto llamamos “deconstruir el habitar”. Ya no basta seguir transformándolos por dentro, hoy apuntamos a su esencia y su concepción. Si la vida es flexible y por ejemplo, la cocina hoy se usa para estudiar, conversar, recibir amigos, comer y obviamente cocinar, ¿por qué no hacer del living-comedor-cocina, un gran espacio social?

Para hablar del futuro de la industria, debemos dejar de seguir enamorados del pasado. Si pensamos que podemos extender lo que venimos haciendo hace cinco años por los próximos 5, no hemos aprendido nada. Adaptarse, adaptarse y adaptarse, una máxima que hace la diferencia entre una historia a corto, mediano y largo plazo.

Por Valeria Gori, Gerente Comercial Socovesa

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