En completo abandono y sólo custodiada por unos pocos guardias apostados en una berrera de ingreso se encuentra el yacimiento San José, mudo testigo de una odisea que duró 70 días y mantuvo atrapados a 33 mineros en las entrañas de la Tierra a unos 700 metros de profundidad en pleno desierto de Atacama.
En la zona no quedan vestigios de lo que fuera el Campamento Esperanza donde los familiares de los trabajadores montaron una verdadera ciudadela para hacer menos angustiosa la espera y esperar unidos el salvamento.
De hecho, las piedras que fueron utilizadas por las familias para escribir mensajes de apoyo y esperanza fueron completamente pintadas y después sacadas del lugar por los propietarios del mineral.
Durante la tensa espera además se instaló una reproducción de más de un metro de la virgen de la Candelaria, una escultura de San Expedito, otra de la virgen de Andacollo, una imagen de Jesucristo y una de San Lorenzo, pero de aquello tampoco queda nada.
Al parecer con esto se pretendía hacer desaparecer todo vestigio de la tragedia y del mayor y más exitoso rescate de la historia de la minería a nivel mundial que catapultó el nombre de Chile al mundo con una cobertura mediática que concitó la atención de unos 1.300 millones de telespectadores.
En el pasado quedaron las fotos entre el Presidente Sebastián Piñera y los mineros que fueron el centro de la atención informativa mundial por un rescate que parecía imposible y resultó “perfecto”.
En la oportunidad el mandatario descartó convertir en santuario el campamento “Esperanza”, sin embargo, anunció el levantamiento de un memorial.
